El flautista de Hamelin, el musical
¿Cómo logrará Hamelin recuperar a sus niños y su alegría?
Luce el sol y es día de mercado. Leo y Berta juegan entre los puestos y las voces de sus padres. Apenas unos metros más allá alguien tiene otros planes para todos ellos. La visita del Rey se aproxima y el alcalde quiere embolsarse el premio al pueblo más limpio. Da la orden: todos, grandes y pequeños, cabizbajos, se ponen a trabajar. Pero Hamelin no sabe estar triste y a pesar de limpiar y limpiar aparecen las ratas. Decenas de ratas, cientos de ratas, miles de ratas. Leo, Berta, sus padres y el resto del pueblo se ven desbordados, están por todas partes; acuden entonces a la alcaldía reclamando una solución. “El pueblo de Hamelin ofrece una recompensa de cien monedas de oro a quien logre librarlo de las ratas que lo invaden”. Un muchacho desconocido se las lleva al son de su flauta. Aunque la codicia del alcalde les jugará otra mala pasada: ahora son los niños los que siguen al misterioso flautista.